Esa conversación telefónica producida el jueves entre un allegado al vicegobernador Carlos Ciurca y el ministro de Salud, Matías Roby, marcó el tono de la crisis política interna que, sumada al quiebre financiero, desnuda el ritmo de un gobierno que está brindando peligrosas señales de desmoronamiento cuando todavía le resta un año.
A esta altura interesa poco si Roby será o no candidato a gobernador en 2015, luego del estrambótico renunciamiento a esa postulación que protagonizó el miércoles.
El ministro está convencido de que el PJ lo necesita y que lo buscará en el mediano plazo ante la carencia de figuras potables en el oficialismo que están en condiciones de captar el voto de la clase media. Aunque, en realidad, su salida lo que hizo fue reacomodar la interna del peronismo y difícilmente se produzca ese \"operativo clamor\".
No hay misterio: Roby optó por \"concentrarse en la gestión\" - como dijo- y alejarse de la carrera por la gobernación, porque las pujas internas y la falta de recursos están abonando el terrero para que en los hospitales públicos, esta gestión, comience a contar muertos.
No habrá candidatura posible el año que viene si la atención en los hospitales públicos se viene abajo. Debió pensarlo esto el propio ministro antes de darle rienda suelta a su ambición política. No es cierto que su postulación haya sido una construcción mediática, como buscó despistar.
¿Qué periodista fue el que invitó hace quince días a Aníbal Fernández a Mendoza para nos venga a decir que el mejor para esta provincia es Roby? ¿O qué radio, diario o canal de televisión fue el que estructuró en Buenos Aires una larga serie de apoyos y promesas de inversiones nacionales en Salud para los próximos meses?
El exitoso traumatólogo creyó, a solo cuatro meses de asumir la gestión en enero, que su ascenso al poder sería solo un trámite y se largó además con el respaldo de Pérez. Pero pasó por alto varios detalles.
No hay nada peor para sobre llevar la crisis que un gabinete sin conducción política y enfrentado entre sí como el actual. La competencia por la gobernación disparó una cadena de recelos entre ministros candidatos que apenas pudieron ser controlados por el gobernador.
Es cierto que a mediados de semana Pérez arengó a su elenco (y en términos convincentes aparentemente) para que guarden sus aspiraciones electorales para principios del año que viene. Pero eso no alcanzará.
Es muy probable que las expresiones públicas de los que ya se lanzaron al juego se acoten. Pero el trabajo en privado en pos de cada candidatura continuará.
Por eso el propio Pérez tomó una decisión tan drástica como controvertida: asumió el control de la caja del Estado y cada peso que se utilice, sobre todo para cancelar la millonaria deuda con los proveedores o encarar licitaciones, pasará antes por su firma.
De qué manera funcionará ahora la administración pública con un manejo tan concentrado, es el gran interrogante. Pero Paco adoptó la medida como forma de evitar las quejas de que algunos ministros que le apuntaban a Roby por ser el delfín del gobernador.
Pérez busca hacer equilibrio como lo hizo cuando, en pleno conflicto con los gremios estatales a principios de mayo, debió mediar entre el propio Roby y el ministro de Gobierno, Rodolfo Lafalla, quien junto a Ciurca acordaron con ATE y Ampros el levantamiento de la carpa instalada frente la Legislatura por ATE y AMPROS que amenazaba con arruinarle a Paco sus mensaje ante la Asamblea Legislativa.
El gobernador desautorizó al ministro de Salud en aquella oportunidad y permitió que el \"Olfi\" y su vice terminaran negociando la eliminación de los topes de aumentos salariales que quería imponer Roby.
Paco habló sin complicaciones ese 1 de Mayo, pero el acuerdo terminó costando $210 millones. Una cifra similar, a la que hoy tiene en jaque al sistema sanitario de la provincia.
La crisis terminal
La situación en los hospitales públicos es extrema y con seguridad mañana se conocerá otro dato de la crisis. Una comisión investigadora del Senado ventilará los resultados de una auditoría realizada en OSEP, que terminará poniendo en evidencia el deterioro de la obra social de los empleados públicos.
Las propias autoridades de OSEP admitieron hace unos meses un agujero de $70 millones, pero los legisladores anunciarían mañana un panorama más desolador de desmanejo no solo financiero, sino también político con la gran cantidad de contratados en el organismo.
Salud debe a sus proveedores alrededor de $200 millones, de los cuales la mitad es deuda que ya está imputada y la otra mitad es deuda irregular tomada bajo la modalidad de \"pinche\".
A esto, se le suma otro problema grave: Hacienda acotó el ritmo del gasto y desde hace al menos tres meses le destina a las políticas sanitarias poco menos de la mitad de los $50 millones mensuales que precisa para funcionar.
El colapso es inminente y los proveedores no suspenden el servicio solo por el temor a que les corten la cadena de pagos.
Es el Estado quien está sufriendo las consecuencias de todo esto: para cubrirse, los proveedores de insumos y medicamentos están facturando más caro del valor de mercado.
Salud ya adoptó algunas medidas y, por caso, concentró el pago a los proveedores pasando por alto la descentralización de los hospitales. Pero el embate de Roby irá más allá: mientras prepara un plan financiero de emergencia, exigirá en Hacienda el uso del crédito, es decir que le otorguen a su cartera lo que tiene autorizado a gastar por ley de Presupuesto 2014 y no menos que eso.
El show fuerte de estos tironeo se verá, sin dudas, durante la discusión legislativa de la pauta de gastos para 2015. No resultará extraño verlo a Roby , cuando ese momento llegue, pidiendo a diputados y senadores una pauta de gastos mayor para Salud mayor a la que fijará el propio gobierno en su proyecto de ley.
Algo de esto ya fue discutido con Juan Gantuz, el encargado de diseñar el Presupuesto, aunque no hubo respuesta a la espera de la decisión del gobernador. Pero por extraño que parezca, Pérez no dio tampoco señales de querer darle más recursos a quien todos descartan es su elegido para sucederlo.
\"Paco habló con él, pero no dijo nada porque sabe que el Matías es incontrolable\", ensalzaron en el quinto piso la figura del protagonista del renunciamiento de la semana.
Aunque en el fondo allí sienten lo que muchos. Que el gobernador usó la candidatura de su amigo como trampolín para negociar en la interna del PJ su propio futuro político o el de su mujer, a la que pretende lanzar para algún cargo electivo.
El mandatario estaría aplicando así, una vez más, una de las máximas de Francis Underwood, el inescrupuloso político que encarna el actor Kevin Spacy en la extraordinaria House of Cards.
\"De hipocresía y de víctimas, está plagado el camino del ascenso al poder\", repite Frank. De esa serie, Paco se confesó fanático.