Desde la renuncia de Ramón Carrillo, y salvo breves intervalos como la gestión de Arturo Oñativia, la política de salud de los distintos gobiernos estimuló el aumento del gasto privado y el desfinanciamiento del sistema público. Dos de las consecuencias más notorias son la creciente privatización y tercerización de servicios en el sistema público de salud y la delegación de los deberes del Estado en la formación y regulación del número de profesionales necesarios para instrumentar políticas estratégicas de salud en beneficio de la población.
Un caso paradigmático es el del ejercicio profesional y formación de los anestesistas. El Estado delegó la formación profesional y los cupos en la Federación de Asociaciones de Anestesia, Analgesia y Reanimación. Teniendo como norte las leyes de mercado, ésta ha regulado a la baja el número de anestesistas para obtener mejores precios a cambio de sus servicios.
¿Adónde nos ha conducido esta política? Hoy la escasez de anestesistas pone en peligro la vida de miles de ciudadanos en todo el territorio nacional. Nos preguntamos si es posible dejar en manos del mercado las vidas de nuestros conciudadanos, de nuestras familias y de nuestros hijos. La respuesta, a la luz de las tragedias cotidianas, es un rotundo no.
La dolorosa realidad concreta de todos los días en nuestro sistema de salud es que tanto las especialidades quirúrgicas como los pacientes terminan siendo rehenes de las políticas de mercado estimuladas por el Estado y puestas en práctica por la Federación de Anestesistas. El diagnóstico es irrebatible. Se necesitan acciones para revertir la situación.
Se han propuesto al gobierno nacional y provincial la recuperación por parte del Estado de la potestad en la formación de anestesistas con rápido aumento de su número, el pase a planta permanente y ruptura de los contratos extorsivos con la corporación de anestesistas, la contratación de especialistas extranjeros para cubrir la demanda si fuera necesario. Sortear la crisis de anestesia requiere acciones enérgicas de todos los niveles del Estado.
Por Dr. HUGO AMOR - PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE PROFESIONALES DE LA SALUD DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES