AMPROS saluda a las mujeres en su día
Lunes 08 de Marzo de 2010

La Asociación Mendocina de Trabajadores de la Salud, AMPROS, saluda a todas las mujeres que día a día entregan su espíritu a una profesión por demás sacrificada pero a la vez gratificante como pocas.

En nombre de su titular, María Isabel Del Pópolo, toda la comisión directiva de la Asociación Gremial les desea un Feliz Día Internacional de la Mujer y las invita a seguir luchando juntas por conseguir mejores condiciones laborales en cada uno de los ámbitos de trabajo de nuestra provincia.

El Origen de la Celebración

Al respecto hay muchas teorías formuladas, algunas contradictorias o no constatadas, en las cuales ha profundizado la estudiosa Ana Isabel Álvarez. Básicamente, como punto de partida se suele decir que en dicha fecha, en un 8 de marzo de 1857, hubo una manifestación en Nueva York de mujeres del sector textil reivindicando mejoras laborales. Ese tipo de manifestaciones, como las de solicitud del derecho al voto (sufragistas) eran normales en el contexto de la revolución industrial. Por otra parte, también se suele datar otro acontecimiento en 8 de marzo, en este caso en 1908 y también en Nueva York. Sería el conocido incidente con motivo de una huelga de mujeres también del sector textil. A pesar de ser una huelga pacífica en la fábrica “Cotton Textile Factory”, los dueños provocaron un incendio que hizo perder la vida a 129 mujeres. Tradicionalmente, se ubica la conmemoración del Día de la Mujer por este acontecimiento. Ahora bien, hay serias dudas de que tanto el acontecimiento de 1857 como el de 1908 ocurrieran un 8 de marzo. Sí es destacable como en uno y otro acontecimiento sus protagonistas pertenecen al sector textil, en el cual se conformarían los primeros sindicatos de mujeres. En aquella época la lucha por la igualdad se centraba en lograr el derecho del voto y en las mejoras de condiciones laborales; el derecho al voto ya se había solicitado en la revolución francesa (“libertad, igualdad y fraternidad“). La situación laboral de las mujeres en las ciudades era especialmente delicada, ya que tras la revolución industrial muchas se habían incorporado a las fábricas en unos momentos en los cuales no existían regulaciones laborales, y los salarios eran más bajos para las mujeres y los niños. Muchos deberes y pocos derechos, ya que incluso se podía sancionar al trabajador por baja producción o mala calidad del producto final.

 

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